Programa de historia de las ideas políticas en Chile

Ana María Stuven: Manuel Rodríguez y el camino hacia la independencia

April 4, 2017paulaNoticias0

anamarialaredAna María Stuven, directora del Programa de Historia de las Ideas Políticas, integró el panel sobre Manuel Rodríguez en el programa Mentiras Verdaderas de La Red.

La historiadora UDP señaló que “Todos estos personajes que participaron de esta guerra de la independencia van a ser personajes que además van a construir la pedagogía cívica. Recordemos lo importante que fue en el siglo XIX la educación y los historiadores, la escritura de la historia patria fue uno de los primeros proyectos que hizo el Estado Chileno, para eso trajeron a Claudio Gay desde Francia”

Además, agregó que “Estos personajes integran el panteón republicano, y hay que dejarlo un poco ahí. Lo importante es saber que Manuel Rodríguez ya es un personaje mitológico“.

Ver entrevista en La Red

Gabriel Cid en La Tercera: “30 años de la visita del Papa a Chile”

March 27, 2017paulaNoticias0

gabriel-cid-ccssTres décadas después del viaje del único Papa que ha venido al país, sociólogos, historiadores y antropólogos analizan su legado. Fue una de las visitas más relevantes del siglo XX, que movilizó a la gente a las calles y marcó un hito en episodios futuros de la historia nacional.

En julio de 1985, un grupo de obispos chilenos le envió una carta al entonces Papa Juan Pablo II. “Los obispos de Chile solicitamos por unanimidad vuestra visita pastoral a nuestra patria”. El 21 de octubre de ese año el pontífice confirmaba su viaje. “El Papa vendrá a Chile en el primer trimestre de 1987”, titulaba al día siguiente La Tercera.

Su viaje se materializó entre el 1 y el 6 de abril de 1987, y a 30 años de ese hito, es la única visita que un sumo pontífice ha realizado el país.

Se trató del octavo viaje apostólico a Latinoamérica de Karol Józef Wojtyla, su verdadero nombre, en ese entonces de 66 años. Visitó Uruguay, Chile y Argentina. En nuestro país recorrió Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Santiago, Concepción, Temuco, Puerto Montt y Punta Arenas.

Para un Chile de extensa tradición católica, su figura era muy relevante. Pero además el país estaba política, social y económicamente convulsionado. Por ello, su visita generó altas expectativas.

Su agenda incluyó actividades con autoridades del régimen militar, reuniones con representantes del mundo de la cultura, de la política, pobladores y con los jóvenes, entre otros.

Con dos años de anticipación se creó un slogan, una oración y una canción por su llegada. Además, se repartieron medio millón de Altares Familiares, que tenían en el centro el rostro de Cristo.

La visita de Juan Pablo II tuvo una gran importancia simbólica, resalta Manuel Antonio Garretón, sociólogo, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, y académico de la U. de Chile. “No cambió mucho las cosas, porque no era posible. Pero sí hubo un cambio simbólico. Lo básico de su visita no es tanto su discurso, ni lo que dijo, sino ciertos gestos que tuvo”.

Destaca Garretón como ejemplo, que en la homilía en La Bandera ocupara la biblia del sacerdote André Jarlán, fallecido en la población La Victoria en una protesta nacional en 1984.

Espacio público

Su paso por Chile generó la primera aparición de la población en las calles y la televisión, “de una forma legitimada”, dice Garretón. “Iban a ver al Papa. Lo mostraba la televisión, no denostándolos ni atacándolos, como en las protestas”.

Todo el mundo salió a las calles. “La vida era solitaria en el Chile de esa época. Las manifestaciones eran disueltas y sí se autorizaban eran de grupos específicos. Por primera vez toda la sociedad vuelve al espacio público. Las manifestaciones eran desconocidas para muchos”, agrega José Isla, antropólogo social y académico de la U. de Chile.

Sus actividades además, fueron profusamente transmitidas por los medios, destaca Isla.“Había una instancia de participación de los medios desconocida. Antes de eso existía la radio que transmitía las noticias, pero entonces por primera vez era la televisión que en directo mostraba la presencia de la gente en espacios públicos”.

Su visita es uno de los eventos más trascendentes en la historia de Chile del siglo XX, sostiene Gabriel Cid, historiador y académico de la U. Diego Portales.

“Casi un millón de personas se reúne en el Parque O’Higgins, a tal punto que ese día se declara feriado. La prensa se encarga de dar información sobre su vida, hay canciones, hay toda una atmósfera que se va encendiendo. Hay copas en su honor, la presencia masiva de su imagen, hasta radioteatros que contaron la vida del Papa”, indica Cid.

Vuelta a la democracia

Tres décadas después, su visita puede mirarse desde distintas aristas. Ana María Stuven, historiadora y académica de la U. Católica, dice que fue un momento de la historia en la cual los chilenos se unieron, a pesar de sus diferencias, en torno a un mensaje esperanzador e espiritual.

“Pudo congregar de una manera impresionante a la gente. Fue un fervor, en torno a un mensaje de paz”, resalta Stuven.

Una figura religiosa que ayudó, agrega la experta, al retorno de la democracia. “Aunque no hay registros exactos, sabemos que el Papa persevera ante Pinochet para lograr mejoras en los derechos humanos”, señala.

Pero su presencia simbólica es lo que más trasciende, agrega Stuven. “Su mensaje era para todos los sectores. Fue un mensaje humanizador y pacificador”.

“Era un hombre que sabía lo que había sido una dictadura, que representaba en sí mismo la posibilidad de liberarse de lo que hubo, no desde un lugar de fuerza, sino de fuerza espiritual. El slogan “el amor es más fuerte”, ¿más fuerte que qué? Más fuerte que el odio”, resume Stuven.

Por otra parte, también mostró las fricciones que Chile experimentaba, manifiesta Cid. “Reflejó la tensión entre lo que supuestamente tenía como propósito la visita, la mirada pastoral y la reconciliación, y las fricciones en un Chile que no estaba en reconciliación”, precisa.

La figura del Papa se vinculó a la de un “árbitro de la paz”. Pero en sus discursos la palabra democracia no aparece, explica Cid. “Salvo en una instancia en el Parque O’Higgins, cuando habla de la tradición democrática de Chile y del entendimiento”, expresa.

Para muchos, su arribo fue visto como una oportunidad de justicia. “De querer acusar a una autoridad mayor a Pinochet y de decirle “esto es lo que está pasando, por favor haga algo”, indica Cid. Ello en razón de la dignidad de su embestidura; visibilizar un problema que se creía que el Papa no sabía. “Existía una sensación de que él podría hacer algo o hacer justicia”, cuenta.

Pero el Papa es un Jefe de Estado, del Estado Vaticano, dice Cid, por lo que “tuvo moderación de la crítica, porque no podía venir a criticar, ni ser tan polémico”.
Su visita puso en evidencia la contienda entre reconciliación y justicia, la que no se puede resolver con una frase como “el amor es más fuerte”, a juicio del historiador de la UDP. “Esto se hace visible en los desmanes del Parque O’Higgins, con el Papa tratando de hacer una homilía en medio de los gases lacrimógenos”, agrega.

Para Garretón, gracias a su visita quedó la sensación de que algo había pasado. “No se sabía qué, pero fue simbólico. La visita del Papa, no el Papa como tal, fue un preanuncio de lo que venía en adelante, que era la presencia popular y la búsqueda de una salida que tenía que ser no por la vía violenta o armada”.

Con su venida “comenzó el fin de la dictadura”, complementa Isla. “Las circunstancias que se generaron con su venida, posibilitaron las condiciones para que un año después se produjera el triunfo del No en el plebiscito”, indica.

Pero Cid no comparte tal apreciación. Estima que “es parte del mito” creer que su visita inició la transición democrática. “El acuerdo político de transición a la democracia se había firmado en 1985 y el atentado a Pinochet clausura que la opción sea por la vía armada. La única salida que queda es la política, que se acordó en 1985. La visita del Papa confirma esa salida, pero no es desde el Papa que se acuerda esa salida”, expresa.

Con todo, más allá de la connotación religiosa que tuvieron esos seis días en Chile, su valor fue político y social. “Yo creo que sería difícil que la tuviera ahora. Con la excepción de la visita de Jorge Bergoglio, el Papa latinoamericano que habla castellano”, destaca Garretón.

Leer en La Tercera

Ana María Stuven: ¿Perdieron las mujeres con la derrota de Hillary Clinton?

December 12, 2016paulaNoticias0

Lanzamiento libro "Debates republicanos en Chile. Siglo XIX"Columna de opinión de Ana María Stuven en El Mostrador.

Hillary Clinton lideraba las encuestas para convertirse en la primera mujer Presidenta de los Estados Unidos. Su contrincante, Donald Trump, la enfrentó sin misericordia, enrostrándole todos los trapos sucios que no lavó en privado ni como Primera Dama ni como Secretaria de Estado. El affaire Lewinsky, los correos privados en su servidor público, el drama libio que costó la vida al embajador de su país, toda su historia quedó al descubierto. Y ella se hizo de la misma estrategia: lo acusó de abusador, llevó víctimas de los avances sexuales de Trump, y expuso su sexismo de manera descarada.

Ambos candidatos desarrollaron una de las campañas electorales más vulgares de la historia de Estados Unidos.

No obstante, tanto los medios de prensa como el sentir más generalizado le daban la victoria a Hillary. Ser mujer, con una larga tradición en la acción política, era su fortaleza aparente. Muchas mujeres se esperanzaron con ser testigos del ingreso, por vez primera, de una mujer como Presidenta a la Casa Blanca. No todas, por cierto, concordaban con esa “Nación Trajepantalón” que ella representaba para sus adherentes y eso explica la baja votación que obtuvo en algunos grupos de mujeres.

¿Por qué no le sirvió esta posición de aparente ventaja? Su derrota, ¿compromete el futuro en las causas políticas para las mujeres? Pienso que no.

El sicoanalista Luigi Zoja sostiene que vivimos en un mundo menos patriarcal, menos “patricéntrico”, pero aún muy “machocéntrico”. Después de un siglo de crítica feminista, el mundo no se habría vuelto menos machista; la figura del macho continúa siendo la que domina la “manada”, atrayendo a muchas mujeres hacia convertirse en el “macho alfa”. Hillary Clinton quiso luchar cuerpo a cuerpo con los hombres que han liderado a la manada a través de la historia, pero en su territorio y con sus valores.

Se equivocaron las mujeres que creyeron que ella enarbolaba la bandera de la madre y la pareja, quienes, como también dice Zoja, son habitantes permanentes en todos los grupos de animales. No se dieron cuenta de que entre sus causas no estuvo derrotar el patriarcalismo ni el machismo, para lo cual era importante abandonar la postura de esa primera ola feminista que pensaba que solo se accede al poder poniéndose puños de acero. Ni  las concepciones de género ni el mismo feminismo sostienen hoy, también por la experiencia histórica, que para avanzar en posiciones de poder las mujeres necesitan abandonar las faldas.

La causa es muchísimo mayor que unas pocas formalidades que no pudieron esconder lo obvio de Hillary Clinton. Y que, en cambio, probablemente explican la seducción que ejerció Michelle Bachelet en su primera candidatura a La Moneda: ella, no solo manejaba un tanque, también usaba faldas, sino que empleaba un discurso donde los roles femeninos tradicionales estaban siempre validados.

Los estudios de género, la historia de mujeres y el feminismo han tenido que hacer un recorrido azaroso y solo muy recientemente han sido validados en el mundo académico. Sus logros se han debido justamente a su doble enfoque. El que enfatiza lo relacional y defiende los derechos femeninos, valorando la contribución de la mujer desde los roles sociales que ocupa. Esta concepción se apoya en la noción de complementariedad de los sexos, y en una visión que propone una organización social igualitaria.

El segundo enfoque proviene de una corriente más liberal, individualista, que enfatiza los conceptos abstractos de derechos humanos individuales, extensivos por su naturaleza, y no por el género, a la mujer.

Tanto desde el contexto relacional como el individualista es difícil que una feminista solidarizara con la foto en que Bill Clinton y Hillary, con  su hija Chelsea entre ellos, caminaban abrazados hacia un helicóptero por los jardines de la Casa Blanca después que el mundo se enterara de la humillación que le había proferido su marido en el mismo centro del poder. Ella demostró, en ese acto y lo que siguió, que era ese poder machista ante el cual se subyugaba el que ella querría ejercer en adelante. Y así lo hizo. Reconociéndole su autoridad y buscando ejercerlo ella sin ningún guiño hacia las mujeres para las cuales su dignidad y la validación de su contribución desde lo femenino está por encima de la lucha por ser un “macho alfa”.

Se explica entonces perfectamente que muchas mujeres, sin traicionar su solidaridad de género, no apoyaran a Hillary Clinton; también que muchos hombres no vieran en ella una alternativa al poder masculino, sino más de lo mismo con sexo femenino. Es entendible que, a pesar de defender sin claudicar la igualdad de oportunidades para mujeres y, ojalá, que una de ellas  algún día ocupe también la Presidencia de los Estados Unidos, no se sintieran interpretadas, ellas ni ellos, por esta mujer que no ofrecía una forma nueva de ejercer el poder desde lo femenino.

En consecuencia, las expectativas de que las posiciones  de género hubieran dado un salto en un país tradicionalista como los Estados Unidos con Hillary Clinton, son bajas. La tarea queda pendiente: ¿para Michelle Obama?

Ver columna en El Mostrador

PHIP organiza el Seminario “Pedazos de Plenitud: una Historia Intelectual de las Nociones de Felicidad”

November 17, 2016paulaNoticias0

pedazos-de-plenitudEl Programa de Historia de las Ideas Políticas en Chile realizará el Seminario “Pedazos de Plenitud: una Historia Intelectual de las Nociones de Felicidad”, presentado por Yuri Contreras Véjar, Doctor y Master of Arts en Sociología de la New School for Social Research, miembro del Committee of Religion de la City University of New York y Profesor Asociado de la Universidad Diego Portales.

La existencia humana transcurre en los bordes de aquello que controlamos y dimensiones que escapan a nuestros designios y voluntad. La tensión entre estos dos ámbitos está al centro de la organización conceptual y simbólica de concepciones de plenitud y felicidad humana. La exposición “Pedazos de Plenitud: una Historia Intelectual de las Nociones de Felicidad” expondrá como dichas concepciones fueron articuladas y transformadas en momentos decisivos de las sociedades que, fundadas en los legados de Grecia y Roma, hoy día reconocemos como Occidente.

La actividad se realizará el martes 22 de noviembre a las 13:00 horas, en la sala B-41 de la Biblioteca Nicanor Parra, ubicada en Vergara 324, Santiago.

Ana María Stuven: “Urgen criterios de género al asignar condenas a mujeres”

November 8, 2016paulaNoticias0

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Ana María Stuven en El Mostrador: Los niños del Sename: ¿dónde están sus padres?

October 11, 2016paulaNoticias0

Ana_Maria_StuvenUna posibilidad es revisar el sentido mismo de la prisión. La evidencia empírica (particularmente internacional) ha demostrado de manera consistente el nulo efecto reparador que tiene la cárcel. En cambio, especialmente en el caso de las mujeres privadas de libertad en el contexto hispanoamericano, se puede demostrar que en promedio son 3 los niños que quedan desprotegidos afectiva y económicamente por ausencia de la madre.

Con razón ha causado indignación que más de mil niños hayan muerto estando bajo custodia del Sename entre 2005 y 2016. La cifra es escalofriante, pero ya estamos acostumbrados a cifras escalofriantes, y que muchas de ellas afecten a niños.

Pero que en Chile, bajo los cuidados del Estado, mueran más de mil niños, no debe pasar como otra cifra más de un danza macabra de tragedias. Esta vez, no podemos achacársela a un Gobierno determinado. Su ámbito ha abarcado a gobiernos de la Concertación, de la Alianza y de la Nueva Mayoría. Es un problema, en consecuencia, de Estado y al Estado corresponde resolverla.

El Gobierno actual ha anunciado un aumento significativo de recursos para el Sename. Parece obvio: en sus hogares murieron los niños. Es imperativo asignar responsabilidades y obviamente revisar las políticas que hicieron posible no solo las muertes sino también que hasta ahora la ciudadanía desconociera la realidad. ¿Como es posible, nos preguntamos, que ninguna autoridad haya intervenido en algo tan demencial como mantener unidos los servicios que están a cargo de los menores en protección con aquellos que son infractores de ley? ¿Y que no haya habido voluntad política para hacer los cambios que se requerían y que se vienen solicitando con urgencia hace años?

Es evidente que el Sename requiere cirugía mayor. Pero ¿es suficiente intervenir el Sename para que los niños en situación de marginalidad y vulnerabilidad queden mejor protegidos? En absoluto. Eso no hace sino tranquilizar las conciencias de las autoridades de turno, con recursos por lo demás insuficientes, sin resolver el problema en su origen. Sus aristas son indudablemente muchas. Dicen relación con situaciones de pobreza, indefensión, consumo de drogas y otros. Se relacionan con problemas sociales muy profundos, con políticas públicas inadecuadas y malas asignaciones de recursos. Hablan también de problemas culturales de diversa índole.

Proponemos tomar en cuenta al menos una. Esos niños, parece una obviedad, tienen o tuvieron padres. A lo mejor, también en algún momento tuvieron un hogar. Debemos, en consecuencia, preguntarnos: ¿qué sucedió que esos niños llegaron al Sename como su hogar sustituto?, ¿qué tipo de relaciones debemos establecer con su historia y con su destino? Porque el Sename es una puerta de entrada, pero también una puerta de salida.

Varios estudios se han ocupado de estas relaciones. Como afirma Pilar Larroulet en un reciente estudio, un 27% de las personas privadas de libertad declara haber estado en el Sename como medida de protección de derechos, y 36% por infracción de ley. También casi un 30% reportó haber vivido en la calle antes de cumplir 18 años. Es decir, muchos de ellos entraron al Sename por carencia de un entorno familiar; muchos también, de entre ellos, salieron del Sename para ingresar a un penal.

En consecuencia, no podemos desconocer la existencia de la ecuación que asocia la marginalidad infantil con la posibilidad de vínculo con el delito y el ingreso en prisión. ¿Podemos contentarnos con afirmar que quien cometió delito merece la cárcel, desconociendo que en el origen del delito está la vulnerabilidad y marginalidad infantil que el Sename no logra proteger? ¿Podemos proponer alguna solución creativa que nos saque de esa ecuación perversa?

Debemos dar una vuelta de tuerca en el análisis del drama del Sename, aprovechando esta dramática coyuntura, para volver a priorizar la lucha contra la pobreza y la exclusión social, poniendo atención a los problemas adyacentes, y que inciden directamente en que los niños lleguen al Sename. Más aún, en que salgan del Sename a la calle o la cárcel. La mayor parte de los riesgos que pesan sobre los niños están presentes mucho antes de cualquier condena a penas de reclusión bajo la forma de padres con trayectorias delictivas que se asocian a condiciones de extrema pobreza, abuso de alcohol o drogas, desajustes familiares y parentalidad irresponsable, o escasísimo nivel educacional.

Una posibilidad es revisar el sentido mismo de la prisión. La evidencia empírica (particularmente internacional) ha demostrado de manera consistente el nulo efecto reparador que tiene la cárcel. En cambio, especialmente en el caso de las mujeres privadas de libertad en el contexto hispanoamericano, se puede demostrar que en promedio son 3 los niños que quedan desprotegidos afectiva y económicamente por ausencia de la madre.

Recordemos que en Chile dos tercios de los niños vivía solamente bajo el cuidado de la madre cuando esta fue detenida; el porcentaje que vivía con el padre es muy menor. Qué sucede con esos niños entre la prisión de la madre y su eventual llegada a hogares del Sename? Se ha demostrado ampliamente que la prisión parental es un factor de riesgo para un conjunto muy amplio de problemas en niños y adolescentes, además de comportamiento delictivo, como son problemas de salud mental, abuso de drogas, fracaso académico y deserción escolar y desempleo. ¿No será esta una ocasión para preguntarse sobre el sentido de la prisión de quienes cuidan a los niños y los dejan a la deriva cuando son encarcelados? Esta situación, en Chile, afecta especialmente a las mujeres jefas de hogar al momento de su detención.

Una persona en prisión cuesta al Estado aproximadamente tres veces lo que se asigna por niño al Sename. Siendo creativos, podríamos pensar que bajo ciertas condiciones se podría asignar esos recursos a las madres que han delinquido y que representan un bajo riesgo, ofreciéndoles, en lugar de una estadía en la cárcel que las aísla, desvincula, margina y empobrece, la posibilidad de cuidar de sus hijos y evitar que lleguen al Sename.

Con soluciones creativas, además de la que proponemos, podríamos lamentar menos muertes y tener menos candidatos a la indefensión a que el Sename ha demostrado condenar a los niños marginales de Chile.

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Gabriel Cid en Cultura Verdadera: Los hitos que han marcado la historia del Ejército

September 26, 2016paulaNoticias0

Seminario “Democracia, mundo popular y representación: Perspectivas y debates en el siglo XIX chileno”

August 24, 2016paulaNoticias0

Seminario democracia¿Qué sentido tiene interrogarse sobre la democracia y el mundo popular en el siglo XIX chileno? Una parte de la historiografía ha visto con desdén esta relación, fruto de una visión estereotipada, en la cual las prácticas electorales del siglo XIX eran esencialmente corruptas, al estar viciadas por el clientelismo, el fraude y el cohecho. Además, el cuerpo de electores era bastante reducido, por lo que la democracia solo podía quedar relegada a aspectos meramente discursivos e institucionales, de ficciones políticas de un sistema esencialmente oligárquico que reproduciría ciertos rasgos atávicos atribuidos a la cultura política latinoamericana, tipificada como centralista, autoritaria y personalista. En ese registro, ni existiría la democracia, ni menos esta tendría relación con el mundo popular.

Recientes aportes desde la historia intelectual, política y social han cuestionado esta visión. Por una parte, la historia intelectual ha tomado distancia crítica de las visiones esencialistas y excesivamente normativistas que tradicionalmente han estudiado el problema de la democracia, y que tienden a imponerle al pasado las cargas prescriptivas del presente. Por el contrario, una aproximación de este tipo, sensible a la historicidad de la democracia, nos permite entender las variaciones en sus usos y contenidos políticos atribuidos, cómo entendían los contemporáneos el concepto, y cómo fueron modificándose sus valoraciones a largo del siglo XIX. Del mismo modo, la historia sociopolítica ha mostrado que el diálogo y negociación con el mundo popular fue más extenso y permanente de lo que se había sostenido tradicionalmente. En ese sentido, las mismas dinámicas de la democracia representativa impusieron la obligación de incorporar al mundo popular en el debate público, ya como actor colectivo, ya como interlocutor, en una relación que, aunque limitada, asimétrica y con diferentes grados de profundidad en términos de participación, terminó construyendo en el siglo XIX un nuevo ethos, donde la democracia devendría en horizonte normativo ineludible para la república.

Este Seminario organizado por el Programa de Historia de las Ideas Políticas en Chile, de la Facultad de Ciencias Sociales e Historia de la Universidad Diego Portales, busca propiciar un espacio de diálogo en el que un conjunto de académicos nacionales e internacionales, especialistas en el campo de la historia social, política e intelectual, se proponen actualizar el debate historiográfico, así como visibilizar un campo de investigaciones de creciente interés y desarrollo.

La actividad se llevará a cabo el miércoles 31 de agosto a partir de las 11:00 hrs., en la sala B-31 de la Biblioteca Nicanor Parra, ubicada en Vergara 324, Santiago.

Programa

Mesa 1: Democracia y pueblo: aproximaciones desde la historia intelectual

  • Gabriel Cid (Universidad Diego Portales)
    El fantasma de la plebe : itinerarios del concepto de democracia en el siglo XIX
  • Vasco Castillo (Universidad Diego Portales)
    Republicanismo, democracia y subjetividad popular: el caso de Santiago Ramos el Quebradino (1844-1846)
  • Álvaro García San Martín (Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación)
    Francisco Bilbao y el ‘pueblo’ de Lamennais (1842-1844)

 

Mesa 2: Ciudadanía, mundo popular y esfera pública

  • Julio Pinto (Premio Nacional de Historia – Universidad de Santiago)
    La construcción social del Estado en América del Sur en la post-independencia: los casos de Argentina, Perú y Chile
  • James A. Wood (North Carolina A&T State University)

Entre los de arriba y los de abajo: los tipógrafos en las luchas políticas de mediados del siglo XIX

  • Patricio Ibarra (Universidad Bernardo O’Higgins)

La reforma electoral de 1874: principios e implementación

  • Juan Cáceres (Pontificia Universidad Católica de Valparaíso)

¿Y…el pueblo donde está?. Reflexiones sobre la participación popular en las elecciones del siglo XIX

  • René Jara (Universidad de Santiago)

“Un voto sin voz. Prácticas electorales a fines del siglo XIX”

5 académicos analizan la nueva arremetida de los profesores de historia contra Baradit

July 13, 2016paulaNoticias0

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Ver entrevista a Gabriel Cid en La Segunda

Entrevista del Académico del PHIP, Vasco Castillo, en Radio Universidad de Santiago

June 14, 2016paulaNoticias0

dscf0006El académico del Programa de Historia de las Ideas Políticas en Chile, fue entrevistado en el programa La Hora del Museo de la Radio Universidad de Santiago.

En la ocasión, se conversó sobre Santiago Ramos “El Quebradino” fue un “publicista” de ideas políticas en el siglo XIX.

Escuchar programa completo aquí